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La subida psiquiátrica al Inferno

Todos recordaréis a Dante y su magistral Divina Comedia. Yo me he acordado recientemente de su bajada al infierno cuando he visitado varias veces la planta de psiquiatría de un hospital. Cuando ingresas en la espiral del etiquetado diagnóstico, la terapia farmacológica, las revisiones psiquiátricas, las prescripciones de nuevos fármacos, los cambios de dosis, el primer ingreso hospitalario, el permiso familiar, la normalización de la vida y vuelta al ingreso hospitalario en planta…Entras en la tragedia de los  siete círculos del Inferno. Penetras en una vorágine de sucesos donde es difícil  escapar. Dónde tu voluntad deja de valer. Dónde tu dignidad se resiente y tu impotencia se agrava. Dónde dejas de ser persona para convertirte en una marioneta al servicio de doctores, psicólogos y auxiliares.

Al igual que Dante, la inmersión se produce grabada a fuego de corazón, bajando por los siete círculos:

El primer círculo es el LIMBO. Y verdaderamente existe un limbo legal en esta entrada. Ya que los derechos del paciente de salud mental desaparecen. El ingreso es involuntario. La permanencia es involuntaria. El alta a merced de otras voluntades.

El segundo círculo es la LUJURIA. Existe exceso de manuales, protocolos y guías farmacológicas a las que adorar. Abundancia de fármacos sedantes y tranquilizantes que crecen como la misma papaver somniferum cultivada hace más de 4000 años.

El tercer círculo es la GULA. Ese apetito voraz por dominar tecnicismos psiquiátricos, episodios maníaco-depresivos, trastornos esquizoafectivos, bipolares tipo I y II, trastornos por déficit de atención e hiperactividad…Tan alejados de las personas, de sus problemas de vida cotidianos, de sus emociones y de sus historias de vida común.

El cuarto círculo es la AVARICIA. El afán por poseer muchas riquezas materiales y personales. Es el deseo de dominio de las vidas de otras personas. Es la apetencia

desmedida por subyugar la voluntad de otras personas. Es el poder de la creencia que puedes mejorar la vida de otras personas a base de dosis de litio, metilfenidato, aripiprazol, ácido valproico, risperidona, haloperidol o clonazepam.

El quinto círculo es la PEREZA. La desidia y la negligencia brotando a borbotones de las batas psiquiátricas que siguiendo patrones fijos o a sabiendas, terminan destrozando las vidas de otras personas. La poltronería de no actualizarse, de continuar con el mismo cometido se pise a quien se pise.

El sexto círculo es la HEREJÍA. Es la vulneración suprema del principio de condición humana. Constituye la destrucción y la anulación de toda dignidad de las personas. Es el aplastamiento de la persona etiquetada de la planta psiquiátrica y la negación a escuchar su voz.

El séptimo círculo es la VIOLENCIA.  La imposición cruel de la dominación física y psíquica a través de las contenciones mecánicas y químicas. Es la tortura moderna normalizada y aceptada por todos.

Jamás el infierno ha estado tan cerca de nosotros como ahora.