Últimamente estamos asistiendo a un auge del foco en lo psíquico, en la expansión de la preocupación por los trastornos mentales, en la multiplicación de recursos dirigidos a fortalecer nuestra mente, en la propagación de charlas y talleres para dar a conocer estrategias para ser más resilientes, planificar retos ajustados a nuestros perfiles, conocernos y saber gestionar nuestras emociones, afrontar la incertidumbre y los cambios en el futuro, conseguir equilibrio y coherencia en nuestras actuaciones o buscar alternativas a intervenciones convencionales y convergentes. Y es una perogrullada no admitir que debemos «tener los pies sobre la Tierra», aceptar nuestros puntos fuertes y débiles y afrontar las vicisitudes que nos rodean. Sin embargo, el cuidado de nuestro cuerpo es fundamental y una modificación en una simple dieta nos puede transformar y colmar de energía para el resto de la semana.
El descanso y la reparación celular durante el sueño es una de las necesidades básicas más relevantes que hay que incorporar a nuestra higiene. Una deprivación del sueño, o un dormir irregular o sin unas óptimas condiciones puede conducirnos a menos vitalidad, más cansancio y una visión más pesimista de lo que nos envuelve. Mucha gente recurre a somníferos para recuperar el sueño perdido o para conseguir la relajación y la tranquilidad. Otros rescatarán infusiones o técnicas de relajación y respiración para proceder a la calma. Cada persona buscará sus propias estrategias dependiendo de su estilo de vida y sus valores, pero el requerimiento de dormir y rescatar un apacible sueño se hará indispensable en la vida.
Otra cuestión esencial es la alimentación y la evitación de comidas procesadas repletas de químicos que dañan nuestros órganos, intoxican nuestro hígado, convirtiendo la digestión de alimentos en un proceso arduo, acidificante y repleto de contraindicaciones. Una alimentación rica en azúcares y de grasas conlleva a un deterioro más precoz del cuerpo, ya que inflamamos nuestros órganos internos como el intestino delgado e intestino grueso. Pero no solo la comida, también hay que hacer hincapié en las bebidas energéticas con un porcentaje altísimo de azúcares y estimulantes que unido a los sólidos procesados, alteran nuestra microbiota, desequilibrando nuestra flora intestinal y alterando los millones de bacterias que conviven en simbiosis con nosotros.
Hacer deporte, practicar ejercicios y actividades al aire libre, disfrutar del sol, de la montaña y de un aire puro y fresco es un placer para nuestros sentidos y es un verdadero tonificante para nuestro organismo. Si al mismo tiempo que realizamos estas prácticas intentamos respirar por la nariz, todavía purificaremos más nuestro cuerpo porque estaremos limpiando nuestra boca, nuestros orificios nasales y aportando más fuerza a nuestro ser. Si sumamos a lo anterior una apropiada hidratación bebiendo agua de fuentes naturales y enriqueciéndola si queremos con agua de mar, añadiendo zumo de limón o de naranja, obtendremos una bebida isotónica natural de lo más saludable.
Por último no olvidemos a las hormonas, a los cambios hormonales producidos en las diferentes etapas de la vida que atravesamos y que provocan cambios importantes a tener en cuenta. La fase de la adolescencia está repleta de altibajos emocionales, de vigor corporal, de búsqueda de experiencias, de reafirmación de identidades y de rebeldía ante normas adultas impuestas…Es primordial que los jóvenes disfruten de la amistad, obtengan el reconocimiento y la estima de sus pares, que compartan vivencias con mozalbetes de intereses comunes, que pervivan aventuras y sientan que pertenecen a un grupo, su grupo, su comunidad.
Si podemos enseñar a nuestros zagales a robustecer sus cuerpos y cuidarlos, les estaremos mostrando también el camino para proteger sus almas.