«La mejor preparación para el mundo on-line es el mundo real, el off-line».
El TDAH centra su foco de interés en la atención, función ejecutiva relevante para aprender y memorizar textos, aunque no la única. Actualmente vemos a niños y adolescentes que pasan horas delante de smartphones o videoconsolas. ¿Están atendiendo o están fascinados ante el contenido?
Las pantallas (TV, monitor de ordenador, tablet, Nintendo, smartphone) perjudican la atención: aumentan la impulsividad y el estrés. Sobre todo si los niños/adolescentes juegan por la noche, antes de ir a dormir. Esta sobreestimulación perjudica el ritmo del sueño.
La Asociación Española de Pediatría limita su uso a 1 HORA AL DÍA.
Estar en off-line implica:
Los niños aprenden con las miradas , con el intercambio emocional ( dar y recibir cosas y actitudes), compartiendo, rivalizando en el juego y gestionando conflictos sobre aconteceres que suceden. Del conflicto y el desacuerdo también se aprende.
Hay que aprender a escucharse, a valorarse, a intercambiar opiniones, en definitiva a reconocerse socialmente y a respetar el lugar que cada uno ocupa en los diferentes ámbitos de conexión con los otros.
FASCINACIÓN no es lo mismo que ATENCIÓN:
La fascinación por el móvil, la TV, o los videojuegos nos llevan al embotamiento emocional y cognitivo. El esfuerzo mental que requiere una pantalla no es el mismo que exige leer o reflexionar sobre una situación.
La fascinación reduce el esfuerzo y la voluntad. Y aumenta la procastinación (dejar para mañana y pasado mañana…lo que puedes hacer hoy).
La atención es una función ejecutiva que requiere esfuerzo, concentración, actitud activa, reflexión para pasar a la acción. Y conlleva el trabajo de habilidades como la voluntad y fortaleza.
Además, la atención se entrena como cualquier otra función ejecutiva (la memoria a corto plazo, la memoria a largo plazo, la velocidad de procesamiento…) con fichas, juegos, autoinstrucciones…